Echando un vistazo en la hemeroteca digital del Archivo Histórico Municipal es posible hallar noticias curiosas, que cuentan historias pintorescas de lugares, de hechos o de personajes anónimos, que sin embargo quedaron perpetuados en las páginas de aquellos viejos semanarios o diarios. Esta es una historia de esas, la historia del pescador Cosme di Palo y de cómo se hizo acreedor del importante “Premio a la abnegación”. 

El día 7 de mayo de 1908, en uno de los salones del diario La Prensa[1], un selecto jurado determinó los tres ganadores del “Premio a la abnegación”, tal  como lo venía haciendo en ediciones anteriores. Así lo informaba La Nueva Provincia, destacando el hecho de que en esta oportunidad, uno de los premios sería otorgado ni más ni menos que en el Puerto Militar. ¿Quién era el ganador? Se trataba de Cosme di Palo, un pescador del Puerto Militar quien había arriesgado su propia vida para salvar a dos niños de perecer ahogados.

La Nueva Provincia Nº-2835, 27 mayo de 1908, pag. 2.

El diario bahiense explicaba detalladamente las circunstancias del hecho: “Los niños Félix y Domingo Montero, de 11 y 9 años de edad respectivamente, se posesionaron de un bote que se hallaba amarrado a la costa, el día 6 de febrero último, en la playa de Puerto Militar, y sin medir la magnitud del peligro que iban a correr, se dejaron llevar de la corriente mar adentro y a impulso de la fuerte marejada que reinaba. Ya era tarde cuando los traviesos chiquillos se dieron cuenta de la gravedad de la situación en medio de las olas que cada vez más hacían sentir su violento empuje, chocando vertiginosas contra la frágil embarcación, que se balanceaba sin gobierno a merced del mar agitado y del viento”.  El padre desde la costa oyó los gritos de los niños y pidió ayuda. El comisario de la zona militar, Luis Villamayor, que se hallaba bañándose en aquel sitio, solicitó que del arsenal envíen un pequeño vapor para rescatar a los niños, a la vez que intentó alcanzar el bote por sus propios medios, internándose en el mar montado a caballo, aunque sin éxito. Fue allí cuando Cosme di Palo entró en escena. Dice la nota: “Entre los curiosos que miraban desde la playa las peripecias de la arriesgada empresa se encontraba el pescador Cosme di Palo, quien con la sublime despreocupación de los grandes corazones cuando se trata de conjurar un peligro haciendo bien a sus semejantes, se lanzó al agua, sin más recurso que sus brazos de acero y una voluntad digna del acto heroico que iba a realizar. El bravo pescador comenzó a nadar con verdaderos bríos en dirección al bote, que poco a poco se alejaba, y después de una lucha realmente titánica consiguió asirse a la borda de la barca y subir a ella para tomar los remos y dirigirse a tierra. Pocos momentos después entregaba, sanos y salvos, a Félix y Domingo Montero en medio de las aclamaciones de la multitud que se había reunido esperando el desenlace de aquel emocionante espectáculo”.

El jurado que había resuelto premiar el accionar de Cosme di Palo estaba integrado por destacadas figuras públicas de la época: el Dr. Estanislao Zeballos[2], Dr. Rafael Peró[3], Dr. Luis Ortiz Basualdo[4], Dr. Eleodoro Lobos[5], Dr. Adolfo Dávila[6], Dr. Carlos Baires[7], Ezequiel P. Paz Díaz[8] y Manuel de Rezábal.  Asimismo comisionaron al corresponsal de La Prensa, señor Antonio Infante, y al Dr. Nicanor Toranzos Torino para que organicen la fiesta en la cual se haría entrega del premio.

Finalmente el domingo 24 de mayo se llevó a cabo la ceremonia de la entrega de la medalla al pescador Cosme di Palo. El lugar elegido fue la Escuela Humberto Primo, contando con una nutrida concurrencia de público y autoridades, entre ellos el Jefe del Estado Mayor del Arsenal coronel Hortensio Thwaites, el  Dr. Mario Carnero y el director de la escuela señor Felizardo Guiñazú. 

Cosme di Palo.

Prueba de la trascendencia del acontecimiento es que en los días previos el diario La Nueva Provincia publicaba: “Las personas que deseen asistir pueden salir de esta (Bahía Blanca) en el tren de las 11:50 de la mañana para presenciar la fiesta que se realizará a la una. Concluida esta los concurrentes podrán hacer un paseo por las obras de Puerto Militar” Asimismo, las autoridades navales también habían dispuesto que el regreso de las familias bahienses  visitantes se realice no en tren sino a bordo de un remolcador, permitiendo así  una amena excursión por la bahía.

Aquel domingo, de acuerdo a lo programado, y ante un público numeroso que llenaba el lugar, la ceremonia comenzó con la lectura por parte del corresponsal de La Prensa, señor Antonio Infante,  del acta del jurado popular que había resuelto otorgar el premio “A la abnegación” al pescador di Palo. Tras un extendido aplauso, los niños Félix y Domingo Montero le colocaron en su pecho la medalla, tras lo cual Infante le entregó la suma de $400, recolectados a su favor. A continuación la niña F. Scarparo y los niños Mario Tesoro y Miguel Palacio, alumnos de la escuela Humberto Primo, pronunciaron algunas declamaciones. Seguidamente el director  de la institución, Felizardo Guiñazú, también emitió algunas palabras de tinte patriótico, aprovechando el acto para conmemorar el aniversario de mayo. Por último, fue el turno del homenajeado: “di Palo no se conformaba con guardar silencio ante tanta demostración afectuosa, y colocándose frente a la concurrencia, pronunció breves palabras de agradecimiento. Su frase fue sencilla, corta y escueta, pero visiblemente sincera”, decía el diario.  

Posteriormente la banda de música del acorazado Garibaldi ejecutó las notas del Himno Nacional, seguido de otras piezas musicales.  Ya sobre el final de la ceremonia se sirvió un lunch a las familias asistentes y los niños fueron obsequiados con masitas y caramelos.

Así concluía la ceremonia, y así concluye nuestra historia, la historia del pescador Cosme di Palo y de cómo su arrojo lo hizo acreedor del “Premio a la abnegación”, apareciendo seguramente su nombre y su imagen en uno de los diarios más destacados del país y del mundo.

Por Lic. Fernanda Martel

Fuentes

  • La Nueva Provincia, 08/05/1908, 23/05/1908 y 27/05/1908.

Citas

[1] Fundado en 1869 por el estanciero y político José C. Paz, fue el primer diario de Argentina y América, siendo considerado luego uno de los diez órganos de prensa más importantes del mundo.

[2] Fue jurista, político, periodista, catedrático, historiador, etnógrafo, geógrafo, legislador y novelista. Fue uno de los más destacados intelectuales y políticos de la generación del 80, ocupando tres veces el cargo de Ministro de Relaciones Exteriores. Nació el 27 de julio de 1854 en Rosario y falleció en el Reino Unido el 4 de octubre de 1923.

[3] Vocal del Patronato de la Infancia.

[4] Presidente del Patronato de la Infancia.

[5] Nació en San Luis el 15 de octubre de 1865 y falleció en Buenos Aires el 23 de junio de 1923. Fue jurista y político, ejerciendo como Ministro de Hacienda  (presidencia de Figueroa Alcorta) y Agricultura (presidencia de Roque Sáenz Peña). Fue redactor de La Prensa, llegando a ser su director en 1889. En 1896 también fue diputado nacional.

[6] Nació en San Nicolás, La Rioja, el 12 de agosto de 1848. Egresó de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, fue iniciado en la masonería (logia Libertad Nº 48) y  trabajó como cronista de La Prensa, luego redactor y director, en reemplazo de Estanislao Zeballos. También fue diputado y senador del Partido Conservador de La Rioja. Falleció el 1 de abril de 1918. 

[7] Escritor.

[8] Nació en San Fernando en 1871  y falleció en Buenos Aires, el 25 de marzo de 1953. Fue un periodista argentino, director y redactor del diario La Prensa.

Cosme di Palo: de pescador a héroe nacional.

4 pensamientos en “Cosme di Palo: de pescador a héroe nacional.

  • septiembre 17, 2022 a las 11:08 am
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    Hermosa nota. ¡Qué lindo como se valoraban las buenas acciones!

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  • septiembre 23, 2022 a las 2:09 am
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    Es una hermosa historia que jamás había escuchado, le tengo que agradecer a Cosme di Palo mi existencia , pues salvo la vida de mi abuelo Domingo Montero !!!

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  • septiembre 23, 2022 a las 2:40 am
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    No.conocia esta historia, pero creo que uno de esos niños era mi abuelo, Domingo Montero. Su hermano se llamaba Felix y mi papa, Felix Jorge Montero (Chiche), se llamaba asi por su tio. Gracias por difundirla!

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