En algunas reuniones familiares, muchas veces se tiene por costumbre desempolvar y traer a los álbumes o las cajas con fotografías, momento que da lugar y desencadena todo tipo de anécdotas cargadas de nostalgia, risas y algunas tristezas. Posiblemente al día de hoy, esta especie de ritual esté cayendo en desuso, como también el conservar en papel los recuerdos de momentos y sucesos de nuestras vidas. En los hogares puntaltenses, en las fotos de padres y abuelos, hay algunos detalles que a veces se pasan por alto, pero quedan en el inconsciente como algo que luego reconocemos de toda la vida: el nombre de las casas de fotografías que rubrican esas fotos. Foto Cabrera es uno que tenemos asociado visualmente a esas postales del pasado.
La mirada de Emilio – Foto Ideal.
Emilio Cabrera (nacido en España en 1906) descubrió que se le daba bien capturar momentos con su cámara en eventos sociales. Su afición lo entusiasmó tanto que no paró de asistir a casamientos, cumpleaños, bautismos para poder registrarlos en imagen y brindar estos recuerdos a los protagonistas que lo contrataban. “Su amor siempre fue la foto. Porque vivía para para la fotografía,”[1]subraya su hija Nilda.
El derrotero que comenzó cámara en mano, iniciada la década de 1930, se extendía desde actos y eventos en Punta Alta a la Base Naval de Puerto Belgrano y a los cotejos deportivos.
Nilda relata la rutina de trabajo de su papá para cubrir los eventos detrás de la reja: “En la Base cuando estaban los desfiles, él ya sabía, entonces se levantaba temprano, iba sacaba foto de todo hasta que terminaba. Se venía y se ponía a revelar. Así que estaba todo el día, para al otro día poner las fotos en la vidriera. Entonces venían los conscriptos y encargaban la foto. Como cuando los desfiles cuando vino Perón, las salidas de los trabajadores en bicicleta.”
En relación a la cobertura deportiva, se convirtió en corresponsal del “diario del sur argentino”, no sin algunas complicaciones como comenta Esther Femenía de Cabrera: “Los partidos de fútbol de acá, él sacaba y mandaba las fotos a La Nueva Provincia. Que incluso cuando se inauguró Rosario, se subió a la último y allá sacó y perdió el equilibrio, se cayó. Estuvo enyesado, todo. (Se ríe) Se fue para atrás y se cayó.”[2]
El negocio, históricamente ubicado en Bernardo de Irigoyen 14 se llamaba Foto Ideal y tuvo una gran acogida en la clientela local, además de hacer reconocido a Emilio en la prensa local que se nutría de sus imágenes para ilustrar sus noticias y artículos. Era el fotógrafo que salía a cubrir sociales prácticamente todos los fines de semana, además de poseer un estudio en el local, con distintos telones para realizar fotos de parejas de novios mayormente. Una curiosidad era la exhibición de películas para captar la atención de los transeúntes: “Lo que no ha hecho mi papá… pasaba películas. Películas de Charles Chaplin, en mudo, […] los domingos las pasaba en la calle, en la vidriera del negocio… No sé cómo lo hacía, pero venía la gente. Todo lo original, todo lo novedoso, siempre fue mi papá. Tenía algo muy especial.”
Foto Ideal se anunciaba como “El hogar del aficionado”, ofreciendo el revelado de fotos, compra y alquiler de cámaras y algo que puede aún hoy sorprender a más de uno: el correo Fono Postal, que consistía en el registro de audio en un disco de acetato. Este novedoso sistema de correos (bastante más oneroso que una carta, por cierto), funcionaría durante dos décadas, desde 1940 a 1950.[3] Nilda guarda en su memoria algo del proceso de grabación: “En la misma (casa de) fotografía, atrás, (tenía) un centro de grabación, vamos a decir. Entonces todos los conscriptos, los que venían a hacer el servicio militar, hacían un mensaje a la familia. Nosotros nos poníamos atrás y escuchábamos cuando cantaban. Y saludaban a los padres. Un tal Alcorta era el apellido del que, junto con mi papá hacían lo de los discos. Después de la galería, atrás había otra habitación que era cerrada por la acústica y ahí es donde grababa.”[4]
Además de la fotografía, también incursionó en la filmación y sobre este aspecto debemos mencionar la nota publicada por la Revista Punta Alta dedicada a Emilio Cabrera:
“Emilio Cabrera, un muchachito bonachón, algo regordete, apegado a los misterios del cuarto obscuro (sic) fotográfico con suma dedicación y buen gusto, un “self-made-men” de su profesión que un día iniciara por un simple pasatiempo…
¿Qué hace? Asómbrensen (sic). Revela una película cinematográfica, que registra los hechos más sobresalientes de la población, desde hace varios años a esta parte. Es una película de Punta Alta y hecha totalmente en Punta Alta, porque Cabrera, con más ingenio propio y buena voluntad, que elementos y aparatos de revelado y copiado, ha conseguido hacer en su tallercito un film de una nitidez asombrosa. […] Cabrera bien merece que el público le dispense una entusiasta acogida y lo estimule para que pueda darnos nuevas producciones, que, si honran a su creador, también honran a la población que lo cuenta en su seno como uno de sus hijos predilectos, dinámico, propulsor y de iniciativa.”[5]
El registro, según se afirma, contaba con vistas aéreas de la ciudad, festejos del 35° aniversario de Punta Alta, un clásico Sporting vs. Rosario, entre otras. Lamentablemente muy poca gente asistió al estreno de la película en el Cine Español y a raíz de esto, Emilio Cabrera, frustrado por la falta de aceptación de un trabajo que le llevó años, quemó el material fílmico en un rapto de ira.
Los hermanos se unen – Foto Cabrera.
El matrimonio Cabrera eran inmigrantes españoles que se habían asentado en Punta Alta en el naciente siglo XX. Francisco y Ana Sánchez vinieron con dos hijos, Emilio y Josefa y ya instalados en Punta Alta, completaron el clan con el nacimiento de Francisco y Ana. La casa de la primera cuadra de Irigoyen, fue construida por ellos como vivienda y ahí Francisco instaló su negocio de peluquería.
Volvemos a los años en que Emilio desarrolló su oficio y fundó Foto Ideal, que existió como tal hasta que en 1942 falleció Francisco padre. Francisco, el menor de los varones que hasta ese momento trabajaba con su papá, forma sociedad con su hermano y a partir de ese momento la casa comercial pasa a llamarse Foto Cabrera.
“El que era peluquero era el abuelo de mi marido. Peluquero y saca muela. En ese tiempo era así… El primer Cabrera. Después trabajaba con él mi suegro, pero al fallecer el padre, ya dijeron “Bueno, vamos a alquilar ese salón.” Y él ahí pasó a ser socio del hermano, entonces era una sociedad.”[6]
A partir de entonces Foto Cabrera sería un negocio familiar, si bien Emilio era quien llevaba la batuta en lo tocante a lo profesional, su hermano secundándolo en la actividad, su esposa Benigna Rodríguez atendiendo al público junto con una empleada, Herminia Navarro. Para completar la imagen, Nilda siendo una niña, contribuyendo a la tarea: “Yo me acuerdo que había que cortar los rollos de película. Para acordarse con las comuniones, por ejemplo, y yo le ayudaba a mi papá. Yo tenía 8, 9 años a lo mejor. Teníamos una mesa en el patio larga y yo me guiaba por las tortas. Porque cómo distinguíamos de una comunión a otra. Y ahí las teníamos que recortar con la guillotina esa una por una y bueno, después ensobrarlas. Teníamos lo que secaba las placas, las fotos. Era un cilindro que se calentaba y ahí poníamos la foto. Así que había que cuidar que no se peguen. Era un trabajo, que yo digo, si mi papá levantara la cabeza y viera ahora lo fácil que es ahora…”[7]
Para estar al día con las novedades técnicas e innovaciones en fotografía, Emilio viajaba a congresos, de los cuales volvía con novedades y conocimientos adquiridos para poder aplicar y saciar su espíritu de innovación. Existía una buena relación con sus colegas de la ciudad, con quienes se reunía en una agrupación que los aglutinaba, todos los 21 de septiembre, día del Fotógrafo. Para ese día se organizaba un picnic familiar. Nilda recuerda las otras casas de fotografía contemporáneas: “Estaba a la vuelta la fotografía de Montes, después estaba Garbus. […] Garbus estaba en la cuadra del Teatro Español un poco para acá, Por ahí. Montes estaba en Colón y en Rivadavia frente al Cine Colón estaba De Paolis me parece.”[8]
Parte de la familia –Francisco había fallecido en 1982- y especialmente el hijo de Emilio, Emilio Oscar continuó con el negocio una vez que la salud de Emilio comenzó a deteriorarse y fue a vivir con su hija Nilda. Continuó yendo al local, sin la presión del trabajo, pero si con el amor que jamás dejó de tener por su profesión. Foto Cabrera cerraría sus puertas para siempre en 1990, quedando en la memoria de clientes, aficionados como un privilegiado testigo histórico del crecimiento de la ciudad y su gente.
Por Prof. Guillermo Bertinat.
Fuentes
- LA NUEVA COMUNA, 1930.
- REVISTA PUNTA ALTA, 1934, 1936.
- LA NOTICIA, 1936.
- EL REGIONAL, 1942, 1943, 1949.
- LA NACIÓN, “Fono postal: El servicio argentino que se adelantó 80 años a los audios de Whatsapp”, 2017.
Entrevistas
- Nilda Norma Cabrera.
- Carina Cabrera.
- María Esther Femenía.
Citas
[1] Entrevista a Nilda Norma Cabrera, 20 de marzo de 2024.
[2] Entrevista a María Esther Femenía de Cabrera, 22 de febrero de 2024.
[3] https://www.lanacion.com.ar/sociedad/fono-postal-el-servicio-que-se-adelanto-80-anos-a-los-audios-de-whatsapp-nid2075863/
[4] Entrevista a Nilda Norma Cabrera, 20 de marzo de 2024.
[5] Revista Punta Alta N° 23, 10 de noviembre de 1934.
[6] Entrevista a María Esther Femenía de Cabrera, 22 de febrero de 2024.
[7] Entrevista a Nilda Norma Cabrera, 20 de marzo de 2024.
[8] Entrevista a Nilda Norma Cabrera, 20 de marzo de 2024.