La globalización es un fenómeno económico y cultural del cual nos es difícil escapar, pero al que no debemos adherir de modo acrítico. Desde polos de decisiones radicados fuera de nuestro ámbito inmediato se desea imponernos una determinada forma de ver las cosas, una cosmovisión que, pese a poseer algunos elementos positivos, contiene otros que vienen a erosionar el fundamento mismo de nuestras sociedades.

Tal ocurre en el campo de las identidades forjadas a través de la omnipresente y a la vez frágil memoria colectiva que debe funcionar, al decir de García Canclini, como un modo de resistencia (quizá el único válido) a las imposiciones de esos centros neurálgicos de poder financiero, científico y cultural que determinan, en buena medida, lo que debe ser la globalización a los comienzos del siglo XXI.

En ese sentido, la labor de museos, archivos y centros de investigación y documentación regionales se propone como una salida útil y posible a los intentos de avance de ciertas concepciones que se filtran, irremisiblemente, a través de los medios de comunicación.

La revalorizacón del espacio y del pasado locales debe ser, pues, el eje central de la cohesión y el desarrollo económico y social de nuestra comunidad. En una palabra: integrarnos a la globalidad no como sociedades indefensas y receptoras pasivas de sus pautas, sino como vivos exponentes con una conciencia cabal de quiénes somos; y así, no sólo adaptar desde nuestra realidad aquello que nos viene de afuera sino también aportar algo al gran conjunto de la cultura planetaria que se está conformando. En una palabra, luchar para que ésta sea una sumatoria integrada de realidades distintas que se valoren en pie de igualdad una con otras y no la imposición lisa y llana de un modelo cultural de las sociedades más poderosas.

¿Cómo lograr todo esto desde el campo educativo? Es el conocimiento y la vivencia del entorno lo que facilita al alumno sentirse identificado con su lugar, considerarse responsable de su conservación y su transformación para mejorar la calidad de vida del conjunto.

“Acercarse a lo inmediato, lo cotidiano, a través del contacto directo con el medio, estudiar el lugar in situ o realizar estudios de campo, sin duda aumentan la calidad de la indagación acerca de lo real para luego desarrollar abstracciones cada vez más complejas”. (Aisemberg, B. y S. Alderoqui: Didáctica de las Ciencias Sociales. Aportes y reflexiones , Bs.As., Paidós, 1997,p. 74)

A través de estas páginas pretendemos:

  • La ampliación de conceptos que se poseen sobre la ciudad y el partido de Coronel Rosales.
  • La comprensión de las relaciones multicausales que determinaron y determinan la fisonomía actual de nuestra ciudad.
  • La revalorización de lo local frente a la complejidad de lo global.
  • La secuenciación de hechos y fenómenos del proceso histórico, social y económico local y regional.
  • La interpretación del espacio rosaleño a partir del material cartográfico específico.