Pehuen Có En la actualidad es, sin duda, la atracción turística más importante del partido y se halla ubicado hacia el sudeste del mismo, a 68 kilómetros de Punta Alta.
Aquellas tierras fueron recorridas por primera vez por el naturalista inglés Charles Darwin, en busca de restos fósiles y nuevos especímenes de flora y fauna, hacia 1832. Como consecuencia de ello realizó un importante hallazgo relacionado con la biología, al descubrir un arbusto desprovisto de hojas, que luego la comunidad científica denominaría Neosparton darwinii, vegetal endémico de la zona de Pehuen Có.
En 1882 dichas tierras fueron adquiridas en remate público por el señor José María Bustos, quien luego las vendió a los hermanos Modesto y Avelino González Martínez. Esta familia residía en la estancia “El Palomar”, asentada cerca del río Sauce Grande y separada por unos 8 kilómetros de Pehuen Có, llamado en ese entonces simplemente “la playa” o “la costa”. Desde allí partían todos los veranos en un carruaje tirado por caballos, en un viaje lento y fatigoso pero lleno de expectativas y alegría. Primos, tíos, abuelos y amigos eran los infaltables compañeros de la travesía.  Años después llevaron una casilla rodante, de las que utilizaban las trilladoras de principios de siglo para alojar a la peonada, y también construyeron en la playa una “enramada” de madera y techo de paja. Ambas volvían a la estancia pasado el verano.
Finalmente hacia 1929 don Avelino adquirió un camión Chevrolet adaptado para el transporte de pasajeros. Sentados frente a frente, sobre tablones de madera, cabrían entre 12 y 14 personas y permitió, sin duda, que los viajes sean más cortos y más frecuentes. Por aquellos años se sumarían los primeros veraneantes: las familias de Luis Morado Veres y su esposa “Piro” Portillo y Juan Viera y su señora “Clota” Medús que, junto a amigos y familiares, instalaron carpas de lona año tras año hasta levantar finalmente unas casillas de madera y zinc con un local central con techo de paja vizcachera. “El campamento” fue el nombre con que se conocieron dichas instalaciones mientras se usaron.
Hacia 1936, al quedar don Avelino como único propietario de las tierras, se afianzó la idea de crear un balneario, inspirándose en un paraje de la costa atlántica francesa llamado “Las Landas”, constituido por un inmenso arenal forestado con pinos, que de alguna manera le habían hecho recordar las dunas locales.

A partir de allí la fijación de los médanos se encaró sistemáticamente, a lo que le sucedió la forestación, con variadas especies(6) , y el trazado sobre la arena de las principales avenidas: San Martín, Rosales y Ameghino.
En los años 40 las tareas fundacionales del balneario tomaron renovado vigor al solicitar don Avelino, para la urbanización de la villa, anteproyectos a tres conocidos paisajistas: los arquitectos Martínez y Villeminot y el ingeniero Benito Carrasco, resultando ser elegido el trabajo de éste último. Se realizó un relevamiento previo del arbolado existente y un estudio alquimétrico para luego poder comenzar la tarea definitiva del plano de urbanización.
Con todos los adelantos logrados había llegado el momento de darle un nombre a la villa. Se decidió utilizar el idioma araucano en reconocimiento a los antiguos habitantes del lugar y a través de una votación familiar se eligió “Pehuen”, que significa pino, y “Co”, agua.
Con los planos presentados y el nombre propuesto el 18 de diciembre de 1948 la provincia de Buenos Aires aprobó su creación. Inmediatamente ingenieros y agrimensores comenzaron a delimitar los primeros lotes y en febrero del año siguiente se firmaba el primer boleto de compra-venta, a nombre del Dr. Nicolás Murzzio, al que le seguirían los de Baioco, Calvo, Ballesteros, Antinori, De Toro, Durand, entre otros.
Por aquellos años don Avelino estableció una fábrica de bloques y a los cien primeros compradores de terrenos les regalaba 2000 bloques a cada uno, a fin de alentar una rápida construcción. Una de las primeras casas que se construyó fue la de Domingo Mateos, quien solía arribar a Pehuen Có en un pequeño avión de su propiedad, aterrizando en plena calle Brown. Quizás aquella ventura se debía al deseo de evitar las “encajadas” en el camino aún no asfaltado que se dirigía al balneario. (7)
Al fallecer don Avelino en 1952, su esposa María Esther Larreguy y sus hijos María Esther, Avelino César y Horacio Vicente continuaron con el proyecto. Se donaron terrenos para diversos usos al Ministerio de Asuntos Agrarios de la Provincia de Buenos Aires(8) , la Municipalidad de Coronel Rosales y la Universidad del Sur. A buen ritmo prosiguió la construcción de viviendas particulares tipo residencial, destacándose por demás la llamada “Casa Barco”. En 1957 se inauguró el “Cumelcan Hotel” y posteriormente la arquitecta Beatriz Marseillán diseñó la Capilla “La Sagrada Familia”.
Pehuen Có es un lugar ideal para disfrutar de tranquilidad en contacto con la naturaleza; sus bosques y playas progresivamente lo fueron convirtiendo en el eje principal del distrito desde el punto de vista turístico, amén de ser una de las localidades más importantes.
En efecto, el balneario atrae el mayor flujo de personas desde la ciudad de Punta Alta durante el período estival, con estadías cortas de dos o tres días coincidentes principalmente con los fines de semana. El resto de los turistas proceden mayoritariamente de la región, de las ciudades de Bahía Blanca, Coronel Dorrego, Coronel Suárez y Pigüé. Además existe una influencia marcada de otras áreas del país, como las provincias de La Pampa, Mendoza, Córdoba, Santa Fe, Neuquén y Chubut, asimismo de las ciudades de Buenos Aires y La Plata.
Según datos aportados por el Destacamento de Bomberos de Pehuen Có, el ingreso de los turistas en las temporadas 1993-1994 fue de 23.000 personas, duplicándose en 1997-1998 donde arribaron 43.000(9) .
Pehuen Có posee una población estable de 215 habitantes(10) , aunque registros más recientes demuestran un crecimiento de casi el 40%. Ocupa una superficie total de 500 hectáreas, presentando la parte urbana un trazado configurado por una estructura irregular de calles públicas que van conformando manzanas irregulares, todas forestadas. Las construcciones conforman un tejido abierto de baja densidad, con un predominio de la vivienda individual de planta baja. El Centro Cívico reúne los más importantes edificios públicos: Delegación Municipal, Escuela Nº 18 “Francisco Narciso Laprida”, Destacamento Policial, Destacamento de Bomberos Voluntarios y Sala Médica.

En cuanto a equipamiento y servicios turísticos, la villa posee viviendas particulares en alquiler además de un hotel con capacidad para 108 personas y un residencial para 45 y más de 1200 plazas para alojamiento en campings. Cinco casas de comidas, kioscos, heladerías, confiterías y minimercados cubren el rubro gastronómico, a los que se le agregan otros servicios como transporte (a cargo de dos empresas), atención médica (sala municipal), información (Delegación y Sala de Interpretación Florentino Ameghino), alquiler de caballos, alquiler de cuatriciclos, estación de servicio, talleres mecánicos, etc.
Pehuen Có presenta importantes atractivos, tanto naturales como culturales, siendo éstos últimos consecuencia de los primeros, que en conjunto permiten la realización de múltiples actividades y la práctica de variados deportes.
Entre los atractivos naturales se destaca la importante franja de playa, sin accidentes notables ni corrientes peligrosas, con una extensión aproximada de 10 kilómetros y un ancho de 100 metros, con un entorno densamente forestado. Allí los baños de mar y sol, la pesca deportiva, los juegos de playa, las caminatas y los deportes acuáticos como el surf, windsurf y kayakismo, son el modo de esparcimiento más usuales. Sobre la línea costera se hallan tres importantes yacimientos paleontológicos: “Farola Monte Hermoso”, de aproximadamente 5 millones de antigüedad, “Playa del Barco”, de 16.000 años y “Las Rocas”, de 12.000. Finalmente otro atractivo natural muy significativo es el “Bosque Encantado”, ideal para quienes quieren descansar en la soledad, el cual ofrece a través del Camping Municipal todos los servicios necesarios.

En cuanto a recursos culturales se destacan referentes arquitectónicos como la “Casa Barco” y la Capilla “Sagrada Familia”, como también el Hotel Cumelcan, sobre la costa. Otro lugar interesante para visitar es la ya nombrada Sala de Interpretación Florentino Ameghino, inaugurada en la temporada 1998-1999, referente de la riqueza natural del lugar.
Anualmente en septiembre se festeja la Fiesta de la Primavera y en la temporada estival la Fiesta Provincial del Sol.

Fuentes:
· BRÓNDOLO, Margarita y otros; “Geografía de Punta Alta y Partido de Coronel Rosales”; editorial UNS; Bahía Blanca; 2001.
· GONZÁLEZ MARTÍNEZ, Horacio; “El bosque junto al mar. Memorias de Pehuen Có”; editorial Harris y Cía. SRL; Bahía Blanca; 1996.
· MARTEL, María Fernanda; “Pehuen Có: del desierto al vergel”; s/ed.; 2002. · MUNICIPALIDAD DE CORONEL ROSALES; “Análisis de situación del Partido de Coronel Rosales”; s/ed.; 2000.
· MUNICIPALIDAD DE CORONEL ROSALES; “Guía turística y de informes del Partido de Coronel de Marina Leonardo Rosales 89/90”; editorial 2000; Bahía Blanca; 1989. · PUENTE, Hugo Armando (director); “Argentina…paso a paso”; H y H ediciones; Tres Arroyos; 1997.
Citas
(6) Los primeros trabajos de fijación comenzaron en los años 20 y consistieron en cubrir los médanos con lienzos de lana o arpillera, sujetándose con estacas de tamarisco. Simultáneamente, al pie del médano, en la playa, se construían quinchos de olivillo para evitar el avance de las arenas. Posteriormente se agregaron sobre la línea de la costa algunas filas de estacones de tamariscos. A la fijación sucedió la plantación de pinos y eucaliptos, formando un prematuro bosquecillo los primeros y arbolando las nuevas avenidas trazadas los segundos. Vide GONZÁLEZ MARTÍNEZ, Horacio; “El bosque junto al mar. Memorias de Pehuen Có”.
(7) El camino pavimentado se inauguró el 7 de marzo de 1981.
(8) Se reservaron 105 hectáreas hacia el costado derecho del balneario, de cara al mar, donde se creó el Vivero y Estación Dunícola “Pablo Lorentz”, el cual en 1979 pasó a depender de la Municipalidad.
(9) BRÓNDOLO, Margarita y otros; “Geografía de Punta Alta y Partido de Coronel Rosales”; p. 136.
(10) Censo 1991.